En dos funciones, el 29 y 30 de junio junto a Adrián Suar representarán "Un rato con él" en el Radio City. El cambio de roles, el reencuentro y la búsqueda de la verdad.
Así como estos dos hermanos, Gregorio y Darío, hijos de igual padre pero de distinta madre, se reencuentran para repartir la herencia del viejo muerto, también los actores, Julio Chávez y Adrián Suar, se encuentran en el escenario, después de transitar lugares actorales diferentes y de tensar con tono disímil sus propias trayectorias.
“Un rato con él”, obra que llegará al escenario del Radio City (San Luis 1750) el próximo 29 y 30 de junio, es la chance de ver esas dos historias: la de los hermanos que reconocen otras versiones de sus propias vidas, en la ficción, y la de los actores y amigos que por primera vez asumen la aventura de enfrentar un espectáculo teatral juntos.
“Con Adrián estamos unidos por un hecho muy importante para mí, él fue el productor de muchas cosas que yo hice en televisión: Epitafios, Tratame bien, Farsantes, Signos, El maestro”, repasa un siempre amable Chávez.
“Para mí es de un enorme valor en mi carrera en muchos sentidos, eso nos unió y ahí nos hicimos amigos y no se nos había pasado por la cabeza la posibilidad de hacer una obra”.
Sin embargo, tal como realizan los personajes de la ficción, los actores pudieron “correrse” de lo impensado y avanzar en una idea que, primero, iba a estar escrita por otro autor pero luego terminó escribiendo el mismo Chávez, quien también es dramaturgo, junto a Camila Mansilla.
“Yo me animé”, recuerda Julio, que volvió a enamorar a los espectadores el año pasado, con su personaje de El maestro. “Nunca había escrito una obra para mí, mucho menos con el encargo de que debía ser una obra que tuviera divertimento, que pudiera contener a mucho público diverso, fue así que me animé a escribir el primer acto, se lo entregué a Adrián, funcionó y así apareció Un rato con él”, responde para LA CAPITAL.
– ¿Es la historia de un reencuentro?
– Es una obra que cuenta el encuentro después de muchas décadas de distanciamiento entre dos hermanos. Y ese encuentro hace que estos dos hermanos cotejen algunos aspectos diferentes que tienen en relación a lo histórico. Yo quise escribir un material que cuente un poco que cada uno de nosotros tiene una manera de contarse la vida. Siempre uno se topa con un otro que a veces es un familiar y en verdad esa persona difiere en algo en cómo vio el panorama. Donde vos creés que había un pino había un ombú y donde a uno le dicen que había una vid en verdad había un jacarandá… Son aspectos muy esenciales en nuestra estructura, porque así armamos la historia y nuestra identidad y la identidad de los afectos y, de pronto, de golpe te topás con que vos te construiste tu verdad pero no por eso tiene que ser cierta. Cuando tu verdad contiene odios, resentimientos, enojos, soledades, se vuelve mucho más serio el asunto. Es bueno tener esa posibilidad de encontrarse. “Un rato con él” cuenta eso, el encuentro entre Gregorio que es mi personaje y Darío que es el de Adrián, es una comedia, una obra muy divertida.
– ¿La obra también plantea lo difícil que es llegar a una verdad?
– Absolutamente, juntá a dos personas, a un matrimonio que cuente cuál es el problema, y cuentan dos problemas diferentes. Cada uno tiene su manera de armárselo y de protegerse en eso que se armó, porque una vez que creés que es así, accionás en función de lo que creés. Hay que justificar muchos hechos. Y lo bueno es que haya una posibilidad en vida para que los seres humanos podamos tener un encuentro y que podamos rever eso y que nos demos la posibilidad de aprovechar el hecho de que estamos vivos para poder hacer un pequeño corrimiento, permitirnos algunas cosas que producto de nuestra tozudez no dejamos que pasen.
“Las cosas no están tan divididas”
– ¿Cómo funciona la dinámica con Adrián?
– Venimos de lugares muy diferentes, tenemos carreras muy diferentes. Yo me siento más que a gusto e interesado cada noche en encontrarme con él en el escenario, es una persona muy generosa, muy presente en el trabajo y la verdad es que me llevo más que bien en el escenario y fuera del escenario. Es un amigo, un colega que respeto y que ahora tenemos la experiencia de haber hecho algo juntos. Vamos a hacer un programa de televisión juntos, entre otras cosas por este gusto que hemos descubierto. Se da una cierta química que está buena.
– ¿Sentís que Adrián te populariza?
– Hay un intercambio porque a mí me ha permitido acercarme a la televisión, yo no era un visitante de eso y he podido hacer la experiencia de hacer una televisión que no tenía por qué ser chabacana ni tenía que quitarle al actor el desarrollar su mirada o su punto de vista, muy por el contrario, todo lo que yo he hecho últimamente me ha demostrado que las cosas en sí mismas no tienen calidad o no la tienen, la seriedad a un asunto se lo da uno, si vos te ponés serio a trabajar, la seriedad no es para el teatro y no para la televisión. No porque hagas Shakespeare sos serio, podés ser un estúpido y estar haciendo Hamlet en un escenario y podés tener una mirada, una visión y comunicar algo que creés de la vida. Eso es algo que se mezcló entre Adrián y mi trabajo. Y en “Un rato con él” hay un Adrián que no es sólo comediante y un Julio Chávez que no es un actor, entre comillas, serio. Yo también hago comedia, he aprendido enormemente y Adrián es un actor dramático, las cosas no están tan divididas, uno se puede pasar al otro lado y no hay tampoco lados, hay que romper un poco con los estereotipos.
– Ya en El maestro mostraste ese otro lado de comediante.
– Sí, en Tratame bien la gente se reía con el personaje del armenio. Ahí hay una confusión con la comedia. Podés hacer comedia y no ser un actor cómico, yo puedo no ser un actor cómico pero puedo hacer comedia. Por supuesto que en El maestro había cosas que eran de comedia y por supuesto que hasta en El puntero había cosas que el espectador se reía y eso era comedia pero claramente no estaba hecha para reír pero producía gracia.
– Tras el éxito en Buenos Aires, ahora surgió la gira de “Un rato con él”.
– La hemos hecho con mucho gusto en Buenos Aires y emprendimos esta gira hermosa, exitosa, pero para mí el éxito más grande es el estado en el que está el material (el texto de la obra, la dramaturgia). El material está perfecto, uno de los temas más complicados en un elenco es mantener el material en buen estado, como las relaciones, algo pasa con el tiempo que vos decís “no sé qué pasó pero se fue todo al carajo”.